Golf para Dummies #17: Pecados Capitales
Por: Carlos Andrés Jiménez // Twitter: @CarlosAJime
Recordando la famosa película estadounidense de suspenso, grabada en 1995, en la que un par de detectives investigan una serie de asesinatos ocurridos consecutivamente y que, entre sí, están relacionados de varias maneras y manejan un mismo hilo conector, Los Pecados Capitales, me es imperioso hacer una analogía directa con ella, en este espacio, para que mostrarles cuáles son los crímenes o vicios que cometemos en cada juego.
Los pecados capitales, según su básica definición, son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas del cristianismo para educar a sus seguidores acerca de la moral cristiana.
De acuerdo a dicha definición, y según Tomás de Aquino, un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que, en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal.
A partir de la anterior definición y aplicándola en esta nueva edición de Golf para Dummies, les mostraré cómo cada vez que jugamos este hermoso pero vicioso deporte, deseamos tanto el resultado que estamos expuestos de manera implacable tanto a cometer estos pecados como a convivir y disfrutar con ellos.
Los pecados capitales del juego son cuatro (4)*:
- Aire: común entre aprendices, vergonzoso entre quienes dicen jugar bien. De entre los pecados, el no impactar la bola en el momento de hacer el swing definitivo y ver como su brazo y palo siguen su curso hasta el ahorcamiento sin sentir ninguna resistencia en el suelo, quizá sea lo que más gracia genere.
Pero no se traumatice, tranquilo, es de todo mortal estar sujeto a tal crimen, eso sí, revise a la mayor brevedad su stance, grip, cabeza y postura, básicamente todo, posteriormente respire y como si se tratase de un acto de fe ciega, vuelva a intentar un buen golpe.
- Cuatro (4) putts: no hay derecho a que jugando greenes en regulación durante todo el campo, en el último o penúltimo hoyo tenga que impactar 4 veces la bola desde el green para embocar. No tiene perdón de Dios y es considerada una ofensa directa hacia él, además, quienes lo acompañan, es probable que sientan lo mismo.
- Marcas rojas: aplica a todo varón, que ose por practicar esta disciplina, donde se tiene el derecho a impactar mal la bola o no hacerlo bajo cualquier situación o escenario, pero si ha de hacerlo, asegúrese que, por amor a Dios, su impacto desde la salida de blancas, azules o amarillas, sobrepase las marcas rojas, propia de las mujeres. No por cuestión de feminismo o machismo, sino por un tema de soberanía y respeto al deporte. No más preguntas su señoría.
- Neto superior a 100: si los anteriores pecados le recuerdan situaciones o accidentes puntuales, existe uno en particular que le recalcará que su performance en el campo, en general, fue un terrible crimen, un asesinato al talento y un completo despropósito el levantarse de su cama: tener una cifra de tres (3) dígitos como resultado final de su operación después de restarle su hándicap, resulta a todas luces preocupante, así que aunque la idea de jugar es completamente válida, súmele práctica, pues eso le ayudará a salir de este bache.
A partir de la anterior reflexión se puede concluir que todos los seres humanos estamos expuestos de manera incondicional a cometer pecados de todo orden y naturaleza, pero por lo pronto, intente que los suyos, estimado lector, no sean los golfísticos, que para muchos casos resultan ser más frustrantes y ofensivos que los capitales.
*Nota del autor: en este caso sólo se tomaron los cuatro pecados capitales básicos dentro de este deporte. Así que si no está el suyo o el que su partner suele cometer, no se asuste, ya vendrán más ediciones para tenerlos en cuenta.