Opinión | Nuestro golf profesional sigue en deuda
Mientras que países como Chile y México siguen sacando jugadores que brillan en las grandes giras, Colombia se sigue quedando en nimiedades.
La que parecía ser una gran oportunidad para los profesionales del país, con un clasificatorio completamente local al Astara Golf Championship, terminó en la oportunidad de dos aficionados para seguir creciendo en sus carreras y hacer el debut en un torneo del Korn Ferry Tour.
Y pese a que casos como el de Ricardo Celia, quien se encuentra en un gran nivel y fue una invitación muy bien entregada, siguen evidenciando que hay talento, lo cierto es que mientras no exista la organización y se empiecen a ejecutar las cosas, el nivel del golf profesional colombiano, seguirá cayendo, obligando a los jugadores que pueden a emigrar del país y a los que no, a buscar alternativas como la instrucción o, simplemente, a volver a dar el salto al amateurismo, pues desde allí tienen la posibilidad de buscar otro trabajo y, cada tanto, jugar buscando triunfos o ingreso a eventos como el Latin America Amateur Championship.
En esa línea, hay que estar atentos a lo que se viene con el Tour Profesional, esperar que se cumpla lo pactado y que empiece a existir cierta unión entre las partes buscando el crecimiento, entendiendo las solicitudes de las partes involucradas, aceptando que el inicio puede ser difícil y halando hacia un mismo lado que beneficie ese deporte que ‘agoniza’ en su rama más alta.
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Entretanto, será importante que se siga encontrando la forma de mostrar la mejor cara del profesionalismo, algo como lo que hizo Ricardo Celia con Santiago Leal durante los días del mencionado Astara Golf Championship, donde mostró esa cara que el profesional también debe entender y que va más allá de ser un gran jugador, acompañando, explicando y demostrando amor a una disciplina.
Asimismo, entender que mientras no se salga de lo que hay actualmente las cosas no van a fluir, que hay que cambiar y saber explotar lo que se tiene, darle un valor extensivo a lo que se hace y dejar de pensar al golf como un negocio de pocos donde solo pocos se benefician, pero también pensar en qué se quiere, qué se tiene y cómo se deben hacer las cosas.
De lo contrario, todo se mantendrá igual, con aficionados brillando entre los profesionales y viendo cómo jugadores que saben lo difícil de este juego, pero que lo disfrutan sin necesidad de una victoria para cobrar, encuentran el camino de lograr esos triunfos que los profesionales de nuestro país no obtienen.
