¿La culpa es de los caddies?
Como si fuera culpa de ellos, o así pareciera. La decisión de algunos de los jugadores más renombrados del PGA Tour ha sido cambiar a sus tradicionales caddies luego de que los resultados obtenidos en la temporada 2016/17 no han sido los esperados.
El primero fue Phil Mickelson, quien a finales de junio tomó la decisión consensuada, según su comunicado, de tomar distintos caminos con el reconocido Jim ‘Bones’ Mackay, quien llevaba a su lado 25 años y con el que consiguió sumó logros más importantes de su carrera.
Tras él continuó Rory McIlroy, que un mes después de ‘Lefty’ decidió lo mismo y “buscando preservar la relación de amistad existente con J.P. Fitzgerald” lo despidió, pese a haber alcanzado el título de la FedEx Cup la temporada anterior, pero no sumar ningún Major desde 2014. Rory y Fitzgerald llevaban juntos 9 años.
Y tras ellos dos, apareció Jason Day. El australiano, que tuvo un 2016 memorable, consideró que este era el momento adecuado para finalizar la relación caddie – jugador con Colin Swatton, un hombre al que en alguna entrevista aseguró que consideraba como su padre y que fue quien lo involucró en este deporte para, también, llevarlo a ser número uno del mundo durante un tiempo. El motivo, al igual que en los anteriores casos, fue muy parecido: “la relación estaba un poco desgastada y era un momento justo para hacerlo si se quiere preservar la amistad”.
Con base en esto, se abre un interrogante: ¿la decisión hubiera sido la misma en caso de que esta fuera una temporada llena de títulos? ¿La mala temporada es culpa de los caddies?
Los factores en cada caso pueden ser bien distintos, pues más allá de que jugadores como Mickelson saben que tienen todavía mucho golf con qué ganar un evento grande, también tienen la experiencia necesaria para afrontar una temporada no tan buena, algo que en este caso ratificaría que la relación con ‘Bones’ no estaría pasando por un buen momento.
J.P. Fitzgerald y Rory McIlroy. Foto: Daily Telegraph
En los otros dos casos, la cuestión parece un poco más complicada pues tanto Rory como Day son jugadores mucho más jóvenes y que en los últimos años supieron qué es estar en la cima del ranking mundial, algo que se traduciría en una decepción mayor al momento de analizar los resultados de esta y la anterior temporada, es decir, casi que estarían culpando a sus caddies por lo sucedido o esperan que este cambio les devuelva la regularidad que han perdido en su juego durante el último tiempo, lo cual, a nuestra forma de ver es caer en un gran error.
Está bien, cada golfista conoce sus verdaderas fortalezas y debilidades y hacer un cambio de caddie en el momento justo puede significarle la vuelta a lo más alto o el darse cuenta que el error realmente está en ellos, pero lo único cierto en todo esto es que establecer esa misma relación caddie – jugador, tal como la tenían con quienes despidieron, va a ser difícil y seguro también les tomará tiempo.
Para concluir, vale la pena hacer una analogía con el fútbol y con el tenis. En el fútbol, el cambio de entrenador seguro genera variantes y le da aire al equipo, pero también depende del equipo y de los jugadores cambiar la situación para que los resultados mejoren.
En el tenis seremos más específicos y hablaremos de Rafael Nadal y su relación con su tío Toni, quien lo ha entrenado durante toda su vida. Nadal tuvo una época de muy malos resultados y aunque se especuló mucho respecto al verdadero estado de esa relación, ambos supieron manejar el tema personal, alejarlo un poco y mantener el rendimiento en la cancha como algo profesional lo cual ahora dio los resultados esperados, así como se pudo ver en el US Open 2017.