Golf femenino colombiano: ejemplo e inspiración

Los ejemplos en la vida son fundamentales y cuando se habla de golf, el de Mariajo Uribe y Marisa Baena, para mí, son fundamentales.

Marzo 2021
Maribel López Porras

Hoy quisiera empezar haciéndoles una pregunta, ¿Cómo nacieron sus metas y sus sueños? En varias ocasiones lo he pensado y casi siempre llego a la misma conclusión: mis metas y mis sueños, en su gran mayoría, nacieron a través del ejemplo de vida de otra persona. Obviamente hay sueños y metas que nacen después de tener una gran conversación, leer un excelente libro o incluso al ver una película motivadora, pero, en mi caso, casi siempre me encuentro con que la representación de ese sueño o de esa meta está en un ser humano a quien respeto y admiro.

En ese mismo sentido, también pienso que las metas y sueños llegan cuando tenemos claro nuestro propósito de vida y somos honestas a nosotras mismas, así que me surge otra pregunta, ¿cómo podemos conseguir algo que no vemos posible por el simple hecho de no sentirnos representadas? En este caso la respuesta la tenemos todas y cada una de nosotras, en nuestras manos, por lo que en esta columna, hablando desde mi experiencia y de lo que he vivido, quiero contarles sobre la importancia de sentirnos representadas y guiadas en el mundo del golf.

¿Qué quiero decir cuando me refiero a ‘sentirnos representadas’? En mi opinión, sentirnos representadas significa que pertenecemos a un lugar o espacio; significa, también, que hay mujeres y niñas, como nosotras, trabajando día a día por lograr algo que soñamos y, adicionalmente, pienso que, para representar a la mujer, específicamente en un deporte como el golf, no hay necesidad de hacerlo a través del profesionalismo.

Una niña que juega golf porque le divierte, una mujer que disfruta salir al campo un par de veces al año y una profesional que dedica cientos de horas para entrenar y competir de la mejor manera, son todas grandes representantes de nuestro género en los campos de golf. En este caso, no se trata solamente de ver a 45 jugadoras profesionales de golf colombianas, semana a semana, compitiendo en el LPGA -sin decir que esto no sería algo inspirador e increíble-, pero para lo que quiero decir, es que es importante crear esos espacios en los que tanto esas jugadoras profesionales del país como aquellas amateurs, sumadas a quienes hasta ahora están descubriendo el deporte, se unan para abrir espacios y oportunidades para crecer.

Bajo esa representación se abren un sinfín de oportunidades para representar a la mujer y demostrar, entre nosotras, que sí podemos generar espacios y oportunidades enriquecedoras para todas. Por eso, este artículo es también una invitación para todas las niñas y mujeres golfistas de nuestro país: las quiero invitar a que cada vez que salgan a jugar, tomen una clase o vayan a practicar sobre el green, una tarde, piensen en el valor que esta actividad puede tener para alguien más. ¡Ustedes nunca saben a quién pueden inspirar con su ejemplo! Nunca saben quién las está mirando y, más aún, nunca saben si con ese ejemplo de vida pueden animar a alguien más a ser mejor y a convencerse de que se es capaz.

Sentirnos representadas, sentir que pertenecemos, que hay un espacio para que todas crezcamos y desarrollemos nuestro potencial, es el inicio de un camino lleno de sueños y metas por cumplir. Cuando sentimos que seres humanos, tal y como nosotras son escuchadas activamente, participan y generan cambio, nosotras vemos en carne propia que las cosas pueden cambiar y que nuestros sueños y metas se pueden hacer realidad.

Por eso, quiero que piensen en el ejemplo de vida que mujeres cómo Marisa Baena y Mariajo Uribe nos han dado a todas nosotras. Recuerdo que hace unos años, cuando empezaba a soñar con irme a estudiar a otro país y jugar golf profesionalmente, sabía que esto era posible solo por ver el ejemplo de vida de estas dos grandes mujeres.

Marisa y Mariajo nos ayudaron a soñar, le demostraron a la mujer colombiana que puede participar, ganar y competir activamente en el tour femenino más grande del mundo, la LPGA. Ellas dos nos dejaron en claro que esto sí es posible. Nos motivaron y nos siguen motivando a soñar en grande, a no tener miedo de intentar algo por el simple hecho de que nadie lo haya intentado antes. Ellas son dos ejemplos de vida que han cambiado los caminos de muchas jugadoras colombianas, incluyendo el mío, y, sin ellas, seguramente, nos hubiera tomado más tiempo convencernos de que una jugadora nacida en nuestro país fuera capaz de lograr la grandeza, tanto dentro como fuera del campo del golf.

En conclusión, creo que todas tenemos una oportunidad muy especial en nuestras manos: la de sentirnos cada vez más representadas en los fairways de nuestro país y del mundo entero si entendemos que está en nosotras abrir esos espacios y caminos que sabemos que hacen falta. Es importante saber que el inicio de sueños y metas, en gran parte, están ligados a ejemplos de vida de personas que nos rodean, pero también sabemos que de nosotras depende ponernos en la tarea de abrir estos espacios, pues, lo más probable, es que nadie lo hará en nuestro nombre.

He venido trabajando varios meses con otras tres mujeres golfistas en un proyecto muy especial, dirigido y dedicado a todas las mujeres y niñas golfistas de nuestro país, y muy pronto podrán saber más al respecto. Pero estoy segura de que si nos concentramos en unir nuestras fuerzas y en crear oportunidades de crecimiento para el golf femenino, lograremos cambiar esos hábitos y costumbres que parecían que nunca iban a ser diferentes.

Fotos: Marisa Baena – Getty Images // Mariajo Uribe – Federación Colombiana de Golf

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