Opinión | El golf no importa
La muerte de Grayson Murray marcó la temporada 2024 del PGA Tour y, pese a que la gira tiene alternativas para cuidar la salud mental, una vez más quedó en evidencia que los grandes atletas, más allá de exitosos, también están expuestos a una realidad de la que, sin importar las conclusiones, cualquiera puede sufrir.
«Cualquiera puede hacer la diferencia. Ser la diferencia», afirmó Harry Higgs en el discurso posterior a su segunda victoria consecutiva en el Korn Ferry Tour, un hecho histórico que quedó un poco de lado, más allá de la alegría por el título. El estadounidense se refería justamente a la situación por la que había pasado su colega Grayson Murray, que se retiró el viernes 25 de mayo del Charles Schwab Challenge, alegando enfermedad, y el sábado en la mañana acabó con su vida, dejando una tristeza profunda en su familia y consumido por quién sabe qué pensamiento.
Vea aquí las palabras de Harry Higgs tras su victoria en Knoxville.
El de Murray no es el primer caso de un deportista de alto rendimiento que acaba con su vida, pues los hechos de Robert Enke y ‘Loco’ Vivalda, solo por nombrar a dos futbolistas (arqueros ambos), que tal vez pueden ser sucesos más cercanos para quienes no son fanáticos del golf, tuvieron rasgos parecidos: la lucha por manejar una vida de éxitos entre pensamientos tormentosos que no los dejaban ser, situación mucho más pública en el caso del golfista estadounidense (se refirió al tema luego de su victoria en el Sony Open 2024), pero no por eso menos sencilla.
Y entonces, las preguntas son las mismas: ¿qué enfrenta una persona de estas para tomar esa decisión? ¿Por qué no se atendieron o hicieron algo por ellos? ¿No tenían soporte?
Quienes atraviesan los estados depresivos entran en una espiral que, más allá de lo que aparece afuera, no los deja vivir en paz, puede que no duerman, no encuentren paz casi en ningún momento y, así haya tratamiento y soporte constante, lo cierto es que reconstruir eso que se rompió desde que se entró en ese estado es un largo proceso; porque así como en una gran mayoría de casos, desarmar es más fácil que armar y la frustración de no ver avances dificulta la situación.
Por eso la respuestas a esas preguntas es tan compleja: no se sabe qué detonó la decisión, probablemente sí se atendieron o sí hicieron algo por ellos y seguro que, en una inmensa mayoría de casos, sí tenían el soporte necesario, algo que quedó claro en el caso Murray tras la carta de su familia.
La declaración de Eric & Terry Murray, los padres de Grayson.
Si experimentas una crisis de salud mental, visita el siguiente sitio web dedicado a la prevención de suicidio y crisis: https://t.co/0AtlPnPztH. pic.twitter.com/CnA7tIzmub
— PGATOUResp (@pgatouresp) May 26, 2024
Sin embargo, muchas veces esto no basta, la batalla contra un estado mental no es fácil de ganar, hay días en que no te puedes sacar las ideas de la cabeza y así funciona esto, por pensamientos, por ideas que parecen estar más claras que nunca y por eso, como lo decíamos al comienzo de esta columna, es que no importa la condición social o tu exitosa carrera, siempre se estará expuesto a este tipo de situaciones y el deporte profesional, ese que nosotros tanto vemos desde la parte de afuera, el que tanta admiración nos genera porque en casos como el mío siempre quisimos ese gran talento o ese poder llegar, no es la excepción.
Por eso son de aplaudir las palabras de Higgs, porque eso es empatía, entender al otro, saludar al otro, decir algo bueno a un desconocido o apenas hablarle bien. Ese puede ser el cambio y por eso el golf no importa, así como tampoco importa el fútbol o eso que hagas desde lo profesional, porque no importa si eres el próximo arquero de la Selección Alemania, un gran exfutbolista o un dos veces ganador del PGA Tour, si encuentras ese giro o ese punto de inflexión, igual vas a caer.
Ojalá el deporte entienda esto y las grandes giras, competencias o entes se den cuenta y ayuden a mejorar una situación que cada día es más evidente desde las divisiones formativas hasta la alta competencia, pues la lucha es del día a día.
Federico G. Arboleda L.
