Desempates, la fórmula para ser campeón
Por: Sebastián Heredia Ferro – @sebheredia
James Hahn es un nombre que pasa desapercibido en el Tour pero que ya sumó 2 títulos en su carrera como profesional dentro del PGA. En la temporada 2014-2015 se quedó con el Northern Trust Open y en la 2015-2016 se llevó el gran cheque el Wells Fargo Championship.
A ningún jugador de golf, profesional o aficionado, le gusta jugar la definición de un torneo por playoff, pero esas son las condiciones impuestas por el reglamento. El desempate llega en el peor momento del día. Justo al final, cuando ya todo se ha dado y cuando la presión se ha sorteado.
El llegar a un desempate es el síntoma más claro que se jugó bien. Que se descifraron las banderas y que se dejó todo desde el tee. Pero allá, cuando hay que definir, ya lo que queda son restos y el más mínimo error –como casi siempre en el golf- le puede costar el torneo, justo cuando más cerca se tiene.
Pero así le tocó ganar a James Hahn, un estadounidense de 34 años, nacido en Seúl, Corea del Sur y que dio su gran salto al PGA en la temporada 2013/14, luego de ser quinto en la lista de ganancias del Web.com Tour. Un hecho ya significativo para un profesional, teniendo en cuenta que la mayoría de ellos no consiguen dar este paso, más allá de que su trasegar, en medio de dicho Tour, esté rodeado de desalentadores resultados.
Hace poco más de diez años, Hahn, sin dinero para costear los viajes y la presencia en los torneos, tuvo que guardar la talega, desenfundar el guante y dedicarse a vender zapatos. El golf no le alcanzaba para vivir y la venta de zapatos le ayudaba a solventar sus gastos. Luego de años difíciles, en el 2012 logró su primera aparición en un major: el US Open lo recibió pero en los dos primeros días lo despachó.
Pasaron 3 años para lograr su cometido: The Riviera Country Club en California fue el lugar de los hechos. Tuvo que soportar 3 hoyos de desempate para cargarse a dos grandes: Dustin Johnson y Paul Casey y lograr así su primer título como profesional, la certificación de su tarjeta en el PGA y un ascenso de casi 200 puestos en el escalafón mundial.
La temporada 2015-2016 no venía nada bien para el padre de Kylie, una niña que nació justo una semana después de su primer título. “La vida me cambió. Gané y me regalaron mi hermosa hija a los pocos días”, aseguró el hoy número 55 del mundo.
De los últimos 9 torneos en los que Hahn participó, antes de llegar al Wells Fargo Championship, en ninguno logró superar el corte. Tan sólo 18 salidas a los tees, en 9 semanas hablan del bajo rendimiento que acumulaba el norteamericano.
Pero en Charlotte la mano venía diferente. La irregularidad de los primeros 9 el primer día quedó atrás en el 12 y 14, donde firmó birdies y pudo bajarle 2 golpes al campo. Ya el viernes jugó tranquilo. Tuvo una primera vuelta segura, sin atacar las banderas y sin exponer la ventaja, pero cerró con 2 bogeys, que no impidieron jugar sábado y domingo.
Los 6 birdies del sábado, conjugados a los 2 bogeys y los restantes 10 pares, hablaron de un Hahn metido en la pelea. Había cerrado las 3 rondas por debajo del par del campo, un resultado esquivo en los últimos meses.
El domingo jugó en el grupo líder. Marcó las pautas, pero su compañero dominical Roberto Castro llegó de atrás para jugar un desempate. El eagle del 7 quedará para el deleite de los aficionados. Un putt de 51 pies, en el qué Hahn demostró sutileza y clase para definir una pelota lejana al hoyo.
Presionado por nombres del circuito importantes como Rickie Fowler, Rory McIlrroy y Phil Mickelson, James jugó para ganar. Recordó un año atrás el difícil desempate en California y aseguró una bola en el green. Ejecutó como lo había planificado y esperó el error del rival Castro. Así consiguió el título.
Conmocionado, sorprendido pero a la vez exaltado, Hahn aseguró que nunca creyó en ganar. Contó cómo le pesaron los anteriores resultados, pero que fueron más importantes los recuerdos de cómo ganar un desempate. Esa quizá sea la formula de este golfista, para no volver a vender zapatos y dedicarse a hacer lo que más le gusta: jugar a la “pelotica”.